El frío ha llegado tarde pero aquí está y hay que combatirlo. En los almuerzos se puede tomar uno un guiso importante (fabada, cocido, caldo gallego...) pero por la noche intentamos preparar, al menos en casa, una cena que reconforte pero que no sea muy pesada para digerir.
Partiendo de estos parámetros y con el frío que teníamos la otra noche se me ocurrió improvisar una sopa de cebolla que era lo que más me pedía el cuerpo.
Como no tenía cebolla blanca utilicé la cebolla roja y por eso no pensaba documentarla para el blog, pero cuando estaba la cebolla empezando a pochar, los olores en la cocina decidieron por mí y empezamos a fotografiar para compartir la receta con ustedes.
Aunque yo hacía desde siempre sopa de cebolla, esta receta, tal y como se las presento, la aprendí a hacer con Louise que, como buena francesa, tenía los truquillos imprescindibles para una sopa de cebollas excelente. De esto hace ya unos cuantos años y desde aquí le mando un abrazo donde quiera que esté, supongo que en su querido París, la 'Ciudad de la Luz'.
Ingredientes para dos:
2 cebollas medianas
2 chalotas
1 cucharada de mantequilla (2 porciones individuales)
1 chorretín de aceite de oliva virgen extra
sal y pimienta recién molida
un cogollito de tomillo en rama
1 copita de coñac (30 ml)
1 copita de vino blanco (30 ml)
1/4 litro de caldo (verduras, cocido, pollo)
1/4 litro de agua
1 diente de ajo sin pelar
4 rebanadas de pan
queso para gratinar
Una foto de chalotas (echalote, escalonia) para los que no la conocen
Modo de hacerla:
Lo primero que vamos a hacer es preparar las cebollas y las chalotas. Las pelamos y las cortamos en juliana no muy fina. (1)
Ponemos una sartén en el fuego con la mantequilla y, cuando esté fundida o casi, añadimos el aceite de oliva e incorporamos la cebolla cortada en juliana, le ponemos un poco de sal, la pimienta recién molida (2 vueltas de molinillo) y el cogollito de tomillo en rama. Dejamos pochar a fuego muy lento hasta que las veamos "bobitas" o "caídas".
En este pochado invertí 15 minutos, merece la pena porque el resultado es excelente
Calentamos en un cucharón (un cacillo) el coñac, lo incorporamos a la cebolla pochada y flambeamos.
Cuando se haya quemado el alcohol del coñac (se apaga el fuego del flambeado) añadimos el vino blanco y dejamos que reduzca dos minutos. Regamos con el caldo y el agua y dejamos cocer durante 10 minutos.
Aprovechamos estos cinco minutos para tostar las 4 rebanadas de pan y, aún calientes, las frotamos con el diente de ajo partido por la mitad.
Servimos la sopa de cebollas en cazuelitas de barro le colocamos las dos rebanadas de pan frotado con ajo y cubrimos con un buen queso para gratinar.
Llevamos las cazuelas al horno con el grill caliente y después de cinco minutos de gratinado a 250º este fue el resultado.
Quedó deliciosa y con el frío que hacía esa noche... muy reconfortante.
Nota:
(1) Yo utilicé cebollas rojas porque era las que tenía en ese momento en
casa, lo normal es hacerla con cebolla blanca pero el resultado fue
espléndido. Si tenemos chalotas mejor, pero si no, no pasa nada, hacemos
la sopa solamente con la cebolla.
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Muy rica esta sopa, me encanta!! Un beso
ResponderEliminarGracias Mika. Otro beso.;-)
ResponderEliminarA mí, la verdad, es que me encantó. Claro que yo tomé la auténtica de la entrada de Pino en casa ;-)
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