jueves, 26 de abril de 2012

BOLLOS DE CANELA SUECOS (Kanelbullar)



Hace muchos, muchos años, estuve en Suecia, en Estocolmo (¡allí cumplí 20 años!) y me encantaban estos bollos de canela. Son unos bollos que no faltan en cualquier invitación a café en las casas suecas y finlandesas que yo sepa. Supongo que en todos los países nórdicos debe serlo.

Veinte años más tarde los volví a tomar preparados por una mujer finlandesa, encantadora y cariñosa, en un pub que tenía en la calle Kant de Las Palmas de Gran Canaria, por debajo de la Plazoleta de Farray. Me encantaba los fines de semana, si cenaba en algún restaurante por allí cerca, ir a tomarme unos bollitos de canela con un café. O cualquier día picar el magnífico surtido de ahumados que servía y terminar con los bollos de canela.

Pues llevaba yo dos semanas acordándome de los dichosos bollitos, sobre todo por las tardes. Eso que te apetece un café y... un algo para acompañarlo. Me puse a buscar recetas en páginas suecas, contrasté unas con otras y me puse manos a la obra.

La textura de estos bollos es más de pan dulce que de bollería tal y como la entendemos nosotros, de hecho no son muy dulces y el contraste de sabor que les da el cardamomo en la masa es característico y maravillosamente 'vicioso' que los diferencia de los 'cinnamon rolls'  que se hacen en Estados Unidos.

Por encima llevan un poquito de azúcar granulado pero yo le puse a una parte de ellos semillas de amapola; no tenía azúcar granulado, no se me apetecía bajar a la calle a comprarlo y además, siempre le quitaba el azúcar cuando me los comía (yo y mi poca afición por lo dulce), así que con semillas de amapola lo resolví y, la verdad, me gustó el resultado.

Normalmente estos bollos tienen un diámetro de unos 10 cm, yo los he hecho más pequeños (5cm), como un bocadito para acompañar un café.

¡Manos a la masa que vamos a prepararlos!


Ingredientes para 45/50 bollos pequeños:


Para la masa:
 
25 gr. levadura fresca de panadería
80 gr. azúcar
200 ml. leche
1 huevo
80 gr. mantequilla sin sal
1 cucharadita de sal
1 cucharada de semillas de cardamomo
500 gr. harina

Para el relleno:

65 gr. mantequilla sin sal
35 gr. azúcar
2 cucharadas colmadas de canela molida

Para pintar:

2 yemas de huevo
1 cucharada de agua
semillas de amapola



Preparación:

Calentamos la leche a 37º (que cuando metamos el dedo no queme). Es importante la temperatura de la leche para que la levadura funcione como tiene que hacerlo.

Derretimos la mantequilla.

En un bol ponemos un poquito de la leche y desmigamos la levadura ayudándonos de una pala de madera o similar.


Añadimos el resto de la leche y la mantequilla derretida. Removemos bien y agregamos el resto de los ingredientes: el huevo entero, la harina tamizada, el azúcar, las semillas de cardamomo bien machacadas y la sal.


Mezclamos todo bien en el cuenco y trabajamos la masa dentro hasta que tenga consistencia.


Sacamos la masa a una mesa espolvoreada con harina y la amasamos durante 20 minutos o hasta que veamos que la masa está suave y no se nos pega a las manos.


Ponemos la bola de masa en un recipiente, tapamos con un paño y dejamos leudar en un sitio cálido, pero no caliente, durante 1 hora.


Una vez que la masa ha leudado (levantado) la dividimos en dos para que los bollitos nos queden pequeñitos, casi de bocado.

Ya podemos estirar y formar los bollitos.

Vamos a ver dos tipos de 'enrollado' de la masa: la primera es mucho más sencilla y rápida; la segunda da un poco más de trabajo pero a mí me encanta como quedan.


Enrollado sencillo:
 
Estiramos la primera porción de masa, le damos forma de rectángulo de 30x50 centímetros y vamos a ponerle los ingredientes del 'relleno', la mitad porque la otra parte la necesitamos para la otra porción de masa: pintamos con la mantequilla derretida, mezclamos el azúcar y la canela y esparcimos la mitad por toda la superficie del rectángulo.


Enrollamos la masa sobre sí misma.


Con un cuchillo muy bien afilado vamos cortando porciones de 1 cm. que pondremos en la bandeja del horno, cubierta con papel de hornear; tapamos con dos paños y dejamos que vuelva a subir la masa durante, al menos, 30 minutos. Mucho mejor si la dejamos 1 hora.


Después de que han subido y antes de pintarlos con huevo empujamos cada bollo por la parte de abajo para que suba a modo de caracola.


Enrollado 'de nudo':

Estiramos la segunda porción de masa, le damos forma de rectángulo con las mismas medidas que el anterior, pintamos con mantequilla y espolvoreamos con la mezcla de azúcar y canela restante.


Por la parte más larga del rectángulo, doblamos sobre sí misma un tercio de la masa y sobre este doblez el otro tercio que nos queda. En la foto se ve bien cómo es esta forma de doblar.


Cortamos tiras de 1 cm. Esa tira la cortamos por la mitad pero sin llegar a la parte de arriba, que dejaremos con 0,5 cm. Torcemos las tiras a modo de cordón y enrollamos sobre sí mismo de manera que quede como un nudo. Puede parecer complicado pero si se fijan en la foto no tendrán ningún problema. Aquí tienen los cuatro pasos para formar el bollito 'de nudo'.


Vamos formando nuestros bollos y poniéndolos en una bandeja, los tapamos con dos paños de cocina limpios y, exactamente igual que con los anteriores, los dejamos leudar entre 30 minutos y una hora.


Aquí están los bollos después del segundo leudado


Alistándolos para el horno:

Mezclamos las yemas de huevo con la cucharada de agua y pintamos todos los bollos, espolvoreamos las semillas de amapola por encima de los de enrollado sencillo (esto es al gusto) y al horno, previamente precalentado, durante unos 8 minutos a 220ºC. Salen dos tandas de horno, hay que dejar hueco entre cada bollo porque suben un poquitín más en el horno.


Sacamos del horno y los ponemos a enfriar sobre una rejilla. Cuando pierdan calor los ponemos en una bolsa de plástico y dentro de  una lata para que se conserven mejor. (1)




Y aquí está el resultado del trabajo...







Estos kanelbullar acompañados de un café o un té, para desayunar o merendar son una
verdadera delicia.








Ya los tengo en la lista de 'tareas' para hacer con mi nieta Tindaya este verano.











Nota:

(1) El clima en Madrid es muy seco por eso recomiendo ponerlos en una bolsa y ésta dentro de una lata. En Canarias el clima es húmedo y la bolsa no hace falta. Incluso dejándolos en una cesta al aire se conservarán bien.


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lunes, 16 de abril de 2012

POLLO CON LECHE DE COCO Y CURRY



El otro día tenía en la nevera dos cuartos traseros de pollo, les mentiría si les dijera que es mi carne favorita pero hay que comer de todo.
Como siempre, me dispuse a "disfrazarlo" para que no supiera mucho a pollo pero se me apeteció hacer algo diferente con él. Tenía en la alacena una lata de leche de coco y especias no faltan nunca en casa así que con eso más un poco de cebolla y ajo me dispuse a "disfrazar" el pollo.

El resultado fue estupendo, muy rico de sabor, con un pequeño toque picante pero suave. Nos encantó y estamos dispuestos a repetir el experimento.

Aquí les dejo la receta que, además, se hace en poquito tiempo, no tiene dificultad ninguna y seguro que si tienen invitados (aquí me estoy dirigiendo sobre todo a mis seguidores más jóvenes) seguro que quedan de escándalo.

Anímense a hacerlo y... ya me dirán.


Ingredientes para dos:

2 cuartos traseros de pollo deshuesados (mejor si es de corral)

Marinado previo:

Aceite suave
El zumo de media lima
Una puntita de cuchillo de jengibre molido
Lo mismo de ajo en polvo o 1/2 diente machacado
Una puntita de curry
Sal y pimienta

Para el guiso: 

1/2 cebolla
3 dientes de ajo
1 cucharada de jengibre fresco rallado
1 cucharada de curry
2 cayenas
3 ó 4 ramas de cilantro fresco
1 lata de leche de coco
Aceite suave (girasol, maíz, oliva suave...)

Para acompañar:

Arroz basmati o de jazmín



Preparación:

Un par de horas antes (mejor la noche anterior) marinamos el pollo cortado en trocitos con el aceite, el zumo de lima, el jengibre en polvo, el ajo, sal y pimienta. Reservamos hasta que vayamos a cocinar. Si es de víspera mejor dejarlo en la nevera, si no es así lo podemos dejar fuera.

Vamos a por el guiso propiamente dicho:

Cortamos la cebolla en cuadraditos pequeños y la mezclamos con la carne. 


Ponemos el recipiente donde  vayamos a cocinar al fuego con un poquito de aceite (apenas porque el pollo ya tiene del marinado) y, cuando esté caliente, incorporamos la mezcla de la carne con la cebolla picada. Salteamos bien y reservamos.


En el mismo recipiente ponemos otro poco de aceite e incorporamos los ajos picados pequeñitos, las cayenas (yo puse una desmenuzada con las manos y la otra entera para que no quedara demasiado picante), el curry y el jengibre rallado. Sofreímos esta mezcla.


Reincorporamos la carne que habíamos salteado con la cebolla, añadimos la lata de leche de coco (1), esperamos a que hierva (a fuego alto) y dejamos cocinar y reducir (a fuego bajo), durante 30 minutos.


Sobre la marcha se me ocurrió ponerle al guiso, en medio de esos 30 minutos, una lata de champiñones 'baby' y un puñado de arvejas (guisantes), que dieron un resultado estupendo.


Rectificamos de sal y añadimos justo a última hora unas hojas de cilantro picaditas.


El acompañamiento perfecto para este plato es el arroz. Yo suelo tener varias clases de arroz en casa: para sushi, de jazmín, basmati, redondo, de grano largo... A este guiso le hubiese venido de perlas el basmati pero no tenía en ese momento y lo acompañamos de arroz de jazmín, delicioso y aromático también.



Y este fue el resultado.


La verdad es que nunca había cocinado con leche de coco y el resultado es estupendo, la próxima vez lo haré con cordero que seguro que quedara delicioso también.


Nota:

(1) Si al abrir la lata de leche de coco se encuentran con una capa sólida por encima no se preocupen, viertan todo el contenido de la lata en el guiso y con una cuchara de madera le iremos dando vueltas, quedará todo perfectamente ligado. No pasen la leche de coco por la minipimer porque el coco tiene grasa y si batimos lo que vamos a conseguir es que, la parte sólida, se nos convierta en una especie de mantequilla.



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miércoles, 11 de abril de 2012

ALMUERZO JAPONÉS EN CASITA



Hoy no les traigo ninguna receta pero quiero compartir el almuerzo japonés, medio improvisado, que nos hicimos en casa el viernes de Semana Santa. Los pongo en situación: jueves por la noche, tarde, muy tarde y una pregunta ... '¿y qué vamos a comer mañana?', terrible pregunta si 'mañana' es día de fiesta.

Teníamos en el congelador un trozo de un mero estupendo -comprado la semana anterior para preparar un ceviche- y un lomo de salmón; de la nevera elegimos una coliflor pequeñita, perejil, zanahorias y cebolletas. De la alacena cogimos unos sobres de sopa de miso.

¿Qué nos preparamos? Pues un almuerzo japonés. Hoy les quiero enseñar las apetitosas fotos del almuerzo pero prometo que pondré una entrada dedicada al sashimi y a la tempura y, por qué no, a la sopa de miso que si bien en esta ocasión la tomamos de sobre (en muchos sitios la usan) no es nada complicada de preparar.

Vamos a ver las fotos y ya me dirán qué les parece.


La sopa de miso instantánea es tan simple de preparar como poner en los cuencos el contenido del sobre y verter agua hirviendo, tapamos y servimos. Es muy digna. Si tienen ocasión pruébenla.



Los sashimis estaban deliciosos, ahí lo que manda es la calidad del producto y si el mero estaba bueno el salmón estaba espectacular de sabor y textura.


La tempura la hicimos de coliflor, zanahorias, perejil (me encanta) y de cebolletas. Esta última quedó tan rica, eran cebolletas tiernas y pequeñitas, (ya saben que a veces las cebollas tiernas son grandotas) pues estas eran pequeñas y parejitas de tamaño.


Y así quedó nuestra mesa...



He querido compartir nuestro disfrute con ustedes y, como lo prometido es deuda, la próxima comida japonesa que preparemos en casa la documentaré y la traeré al blog.

¡Arigatô gozaimasu!



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martes, 3 de abril de 2012

PATÉ CON SIITAKE Y PIÑONES AL OLOROSO



Hace un par de meses compartí con ustedes una receta: 'Paté de hígado con setas de Cristi'. Fue la primera vez que hice paté y quedó tan bueno que la semana pasada me animé y volví a prepararlo pero haciéndole algunas variaciones, por ver qué resultado podía obtener. La anterior era la receta de Cristi seguida paso a paso.

Buscando por la cocina qué podía haber que me viniese bien, con lo primero que me tropecé fue una grasa de pato que tenía en un tarro en la nevera. Siempre guardo la grasa que viene en las latas de confit y me da mucho juego en la cocina.
Por otro lado, en la alacena, tenía unos piñones y en el mueble del salón una botella de oloroso. Me pareció que esos tres productos combinaban bien y me fui a la cocina a experimentar.

El resultado fue un paté con siitake y piñones al oloroso que quedó magnífico.

Vamos a ver cómo fue el proceso.


Ingredientes:

500 gr. de higaditos de pollo limpios
3 huevos grandes
250 gr. de setas siitake frescas
1 cucharada de piñones
200 ml. de nata líquida
4 cucharadas de grasa de pato
1 copita de oloroso
sal
pimienta
nuez moscada
aceite de oliva virgen


Preparación:

Lo primero es poner a precalentar el horno. Lo ponemos a 200 grados y cuando introduzcamos nuestras tarrinas lo bajaremos a la temperatura adecuada.

Picamos las siitakes a cuchillo de manera que nos queden pequeñas pero teniendo en cuenta que todas las setas al saltearlas reducen.



En una sartén caliente ponemos dos cucharaditas de aceite de oliva virgen y salteamos las setas a fuego vivo (1); hacemos un huequito y tostamos los piñones en la misma sartén.



Añadimos la copita de oloroso y flambeamos para que quede bien quemado el alcohol.


Trituramos los higaditos de pollo junto con los huevos. Pasamos esta mezcla por un chino para que nos quede fina la mezcla, añadimos la nata y la grasa de pato derretida (como 3 cucharadas porque tenemos que dejar el equivalente a 1 para untar los moldes).


Aderezamos con sal, pimienta, nuez moscada, y volvemos a triturar. Incorporamos las siitakes y los piñones que habíamos reservado.

Untamos los moldes con grasa de pato y los ponemos al horno, al baño de María, a 120º durante 40 minutos.










Comprobamos el punto pinchando con una brocheta. Sacamos y dejamos enfriar las tarrinas.


Y aquí tenemos nuestro paté con siitakes y piñones al oloroso...



 ... acompañado de pan bizcochado en casita y, como siempre, regado con un buen vino tinto. ¡Salud!


Nota:

(1) Para saltear setas o champiñones es importante que la sartén esté bien caliente porque si no es así empezaran a soltar agua, sobre todo los champiñones, y perderán sabor y variará su textura. 



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