viernes, 6 de julio de 2012

AJOBLANCO SUAVE DE PRIEGO DE CÓRDOBA


Ya estamos en plena época de sopas frías: gazpachos de todas las formas y colores, ajoblanco, vichyssoise...

Hoy quiero compartir con ustedes la receta de un ajoblanco suave. He probado muchos tipos de ajoblanco, unos con más cantidad de ajos, otros más espesos -casi como una crema de untar-, con uvas, sin uvas, con melón; como digo yo, cada uno de su padre y de su madre y todos deliciosos.

Pero de todos el que me cautivó y que mejor me cayó en el cuerpo fue uno (¡unos cuantos!) que tomé en Priego de Córdoba en el Hostal Rafi.

Era el verano de 2006, se casaba mi sobrino mayor, Daniel, con Esther (de Priego); desde Canarias fuimos prácticamente toda la familia y tomamos el pueblo, ese precioso pueblo.

Fue un viaje entrañable, por el acontecimiento, por poder compartir días de vacaciones tanta gente de la familia, por el acogimiento que tuvimos en Priego y, tengo que decirlo, por lo bien que nos trataron en el Hostal Rafi.

Tan buen recuerdo me quedó que, el año pasado, estando en Jaén con mi marido por temas de trabajo, nos dimos un salto a Priego a comprar buen aceite, a pasear por sus callejuelas llenas de macetas con flores, a cenar y, of course, dormimos en "el Rafi", cómo no.


Pues este ajoblanco está hecho con aceite de oliva virgen extra de Priego de Córdoba y con un vinagre reserva de vino viejo de La Palma del Condado (Huelva) que nos trajo nuestra cuñada Nuria hace un año y que hemos ido dosificando porque es una verdadera delicia.

En el ajoblanco, como todo en cocina, la calidad de los ingredientes es fundamental para que el producto final sea magnífico. Así que -para mis seguidores más jóvenes- no escatimen en la calidad de un buen aceite y un buen vinagre. No hace falta que gasten mucho dinero, lo que hace falta es prestar atención a los productos que compramos.

Y yo, como he tenido el privilegio de contar con un aceite magnífico y un vinagre exquisito lo junté con unas buenas almendras y... ¡así quedó el ajoblanco!.

Para terminar permítanme un consejo: preparen este ajoblanco un día antes de cuando vayan a tomarlo, gana una barbaridad. Es un ajoblanco de sabor delicado y este reposo le aporta intensidad de sabor. Créanme que es cierto.

¡Vamos allá!



Ingredientes:
 
150 gr de almendras crudas peladas
100 gr. de miga de pan
1 diente de ajo grandito
50 ml de aceite de oliva virgen extra
25 ml de vinagre de buena calidad
sal
1 litro de agua fría




Preparación:

El litro de agua fría que se indica entre los ingredientes es toda el agua que utilizaremos, tanto para el remojo como para la consistencia final del ajoblanco.

Dicho esto empezamos a preparar esta sopa fría tan rica. Tan sólo 3 pasos tendrán la culpa:

  • Ponemos la miga de pan y las almendras en un bol con agua suficiente para que empape bien la miga pero que no sea demasiada. Esto lo tendremos de remojo durante, al menos, media hora.
  • En el vaso de la batidora ponemos la miga de pan, las almendras y el diente de ajo pelado y cortado en tres o cuatro trozos. Batimos todo bien de manera que nos quede una masa fina.  
  • Añadimos el aceite, el vinagre y una puntita de sal. Incorporamos el resto de agua fría, volvemos a batir, probamos de sabor y rectificamos, si hiciera falta, la sazón de cualquiera de estos tres ingredientes.

¡Y ya está, tenemos nuestro ajoblanco listo para reposar y servirlo, como siempre mucho mejor, al día siguiente!



En el momento de servirlo lo decoré con tres almendras tostadas y cebollino picado. Me encanta esta hierba por su sabor tan fino y ese toque de frescor que aporta.



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2 comentarios:

  1. Realmente deliciosa Pino, me la apunto con tu permiso y muchos besos

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  2. Que buena pinta tiene y que sencillo es de preparar.Ya la tengo copiada para hacerla pronto.Besos y sigue así, mostrándonos el buen cocinar.

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